febrero 17, 2008

El inicio de nuestro gran viaje

Prestos a comenzar la ceremonia en rigor, y habiendo expuesto una completa entrega a lo que sería al viaje al reino interior, no por ello libres de la incertidumbre por lo que pudiera esperar a cada uno. Al fin y al cabo, ya sabíamos que algunas personas vomitan el Ayahuasca casi inmediatamente después de ingerirlo. Existía un gran temor por no estar preparado para tal experiencia y nuestro cuerpo devuelva el bejuco, lo que sería una gran decepción. Sin embargo ese temor no hacia desear con mayor intensidad que este viaje a nuestro interior nos despertara a un nuevo planos espiritual.

Nuestro guía nos invitó a despojarnos de lo que nos ata y permitir que el misticismo de la ceremonia no inunde de espiritualidad y protección. La ceremonia que se realiza por separado comienza por Antonio siendo el mismo ritual para ambos. Nuestro guía dispuso en el suelo un circulo formados por velas blancas, y sintiéndonos envueltos por energías y espíritus que nos desconectaban de la realidad de la ciudad, de la casa, del patio, el calor húmedo de la mañana y la ansiedad por lo que venía, nos llevaba a otro nivel espiritual y místico, que no reconocíamos.

Con los pies descalzos nuestro guia nos invita a ingresar al circulo de protección con el pie derecho y nos ubiquemos al centro de el. Con rezos innentendible y cuentas que suenan como cascabeles, nos cubre de protección desde los pies hasta la corono de la cabeza y nos abre a los poderes que el Ayahuasca nos tiene preparados. Para finalizar la ceremonia, nos entrega un vaso de vidrio con el brebaje, de un color chocolate rojizo y un olor intenso. Nos recomienda ingerirlo todo de una vez, y la advertencia tenía un gran sentido, su sabor amargo, frío, como un vinagre, parece que rompe las entrañas y el estomago quisiera negarse a recibir y mantener en el éste pócima que hace temblar todo el cuerpo.
Después de la ceremonia, nos invita a entrar y recostarnos en el suelo una música acompaña nuestro viaje, en un mamtrans que nos ahoga de imágenes y "dejarse llevar" por la propia "planta del conocimiento" las virtudes, la bondad y la sabiduría de la floresta amazónica, al mismo tiempo que comienza una lucha con el cuerpo, es como un verdadero animal, ser viviente, un JAGUAR, como le llaman, que sientes en tu estomago retorciendose. Un sudor frío recorre el cuerpo, la respiración se acelera intentando calmar lo que parece una inminente devolución de la pócima. La ganas y el deseo que esto resulte y los minutos que parecen horas, van calmando los temblores, el sudor, el dolor intenso que se produce al retorcerse el estomago, y una tranquilidad se apodera.
Desde aquí cada experiencia es personal, única y casi indescriptible, que intentaremos ir recordando y escribiendo.